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El cañón de luz que proyecta el faro más importante de la Costa da Morte gallega guía a los marineros y pescadores por estas traicioneras aguas desde el año 1868.
El peligro de naufragios en un océano bravo, a menudo cubierto de niebla, con acantilados escarpados y afilados arrecifes, le ha valido el nombre a un litoral tristemente famoso por cobrarse muchas vidas de quiénes han osado desafiarlo.
El espectáculo del sol poniente a 143 metros de altura, donde se ubica la plataforma del faro, regala algunos de los atardeceres más espectaculares de Galicia. Hora de conjurar al crepúsculo, como hacían los pueblos primitivos en ancestrales rituales, mucho antes de los romanos y la cristianización.
¡¡ Todo un espectáculo !!
La torre es de cantería y base octogonal, de 17 metros de alto con una cornisa sobre la que se apoya la balconada.
La bóveda tiene una linterna poligonal. Su luz, situada a 143 metros sobre el nivel del mar, consigue más de las 23 millas náuticas. La constante niebla del invierno provocó que se le añadiera una sirena en 1888, la Vaca de Fisterra, para avisar a los navegantes del peligro existente.
El hecho de que esta punta fuera el Finis Terrae para los antiguos hizo que nacieran sobre ella una serie de leyendas. A pesar de la existencia del faro, la zona fue escenario de naufragios, como en 1870, cuando se hundió el Monitor Captain, llevando 482 personas de su tripulación en el suceso más luctuoso de esta costa.
Declaración
Fué declarado Monumento Nacional y está clasificado como el más grande de Galicia.
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