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Monasterio de Santo Domingo de Silos
Contenidos del artículo
El Monasterio de Santo Domingo de Silos es una abadía benedictina ubicada en la parte oriental de un pequeño valle, que el primer documento del Archivo de Silos, del año 954, ya lo denomina valle de Tapadillo
Mapa de ubicación
Situación
Breve historia
El monasterio
Se remonta a la época visigótica (siglo VII), si bien se desvanece durante la ocupación musulmana. En el siglo X, durante el periodo en que el conde Fernán González gobierna en Castilla (930-970), vuelve a resurgir la comunidad monástica alcanzando un pujante actividad que nuevamente decae bajo las razias de Almanzor. Cuando en 1041 Domingo, prior del monasterio de San Millán de la Cogolla, se refugia en Castilla huyendo del rey de Navarra, es bien recibido por el monarca leonés Fernando I que le confía la misión de restablecer el antiguo esplendor y dar nuevo auge al monasterio de Silos puesto bajo la advocación de San Sebastián.
Con el impulso de Santo Domingo como abad del cenobio se erigió la iglesia románica, magnífico templo de tres naves y cinco ábsides consagrado en 1088 por el abad Fortunio, el claustro que aún perdura, y el resto de las dependencias monacales. A la muerte del santo, el monasterio toma su patrocinio y pasa a denominarse Santo Domingo de Silos.
En el siglo XVIII se deja sentir la necesidad de ampliar las instalaciones, principalmente la cabida de la iglesia. Se derribó el templo románico para sustituirlo por otro de planta de cruz griega inscrita en un cuadrado de planta barroca, que es el que hoy existe.
Del primitivo queda como vestigio el ala sur del transepto y la Puerta de las Vírgenes que abre al claustro. La falta de recursos económicos hizo que el propio claustro no tuviera un mismo final que la iglesia.
El 17 de noviembre de 1835 la vida monástica de Silos se interrumpe a consecuencia y efectos de la desamortización de Mendizábal que implicaron la pérdida por expolio de parte de sus riquezas artísticas y documentales.
Por fin, el 18 de diciembre de 1880 se establece una nueva comunidad de monjes benedictinos llegados de la abadía francesa de Ligugé, dirigidos por el monje de Solesmes, Ildelfonso Guépin.
¿Qué ver y visitar?
El claustro
El claustro de Silos es de doble planta, siendo la inferior la más antigua y mayor mérito, de lados de 30 m por 33,12 m.
Los lados norte y sur constan de 16 arcos, mientras que los lados este y oeste de sólo 14. Como las parejas de lados opuestos no son de igual dimensión a pesar de tener el mismo número de arcos, las luces de éstos tampoco son idénticas.
Los arcos son de medio punto y descansan sobre capiteles que, a su vez, lo hacen sobre columnas de doble fuste monolítico. Toda la arquería va montada sobre un podio corrido con una abertura para acceder al jardín interior.
El claustro inferior debió levantarse entre la segunda mitad del siglo XI y primera del XII, y superior se construyó a finales de ese siglo.
Cada fase de su ejecución. refleja una forma de hacer distinta atribuibles a dos maestros distintos que emplearon sus propios talleres.
Como rasgos diferenciadores, los fustes de las columnas de la primera etapa están más separados y presentan mayor éntasis, y las tallas son de poco relieve y escaso movimiento.Las figuras del segundo taller son más realistas y poseen mayor volumen.
En el plano artístico lo más destacable es la colección de los 64 capiteles de que consta el claustro bajo y los relieves que ornamentan las caras interiores de las cuatro pilastras que forman los ángulos de la galería.
Al primer maestro serían asignables seis de los relieves con las siguientes escenas:
- Ángulo sudeste: La ascensión y Pentecostés.
- Ángulo noreste: El sepulcro y El descendimiento.
- Ángulo noroeste: Los discípulos de Emaús y La duda de Santo Tomás.
El segundo maestro sería el autor de los dos relieves restantes:
- Ángulo sudoeste: La anunciación a María y El árbol de Jessé.
Son de destacar también:
La Puerta de las Vírgenes, que comunica el claustro con la iglesia y que constituye un vestigio del primitivo templo románico,
La fachada de la desaparecida sala capitular que se abría a la galería oriental, así como el artesonado mudéjar ricamente decorado con cerca de 700 figuras y escenas de la Castilla de los siglos XIV y XV.
La biblioteca
Su biblioteca, con más de 160.000 ejemplares, tan solo es accesible para los huéspedes del monasterio e investigadores que lo soliciten.
La botica
La botica: se creó en 1705.
Disponía de su propio jardín botánico, de un laboratorio farmacéutico y de una biblioteca especializada.
De ésta se conservan unos 400 volúmenes editados entre los siglos XVI y XIX.
También se guardan varios centenares de tarros de loza que se utilizaban como recipientes de productos medicinales.
El museo
El museo: en una antigua sala del monasterio.
Se exhibe una importante colección de obras de arte relacionadas con el propio cenobio que incluye pintura, orfebrería, escultura y esmaltes entre otras cosas.
Cabría destacar una custodia procesional de siglo XVI, el cáliz que utilizaba Santo Domingo de Silos del siglo XI, o el tímpano de una de las puertas de la primitiva iglesia románica que se rescató de entre la cimentación de la actual iglesia neoclásica.
Árboles singulares
El ciprés de Silos
El ciprés de Silos forma parte consustancial a su claustro. Así lo sienten los monjes, los vecinos y los visitantes. También es uno de los signos de identidad del idioma castellano. El único punto del claustro desde el que se le puede fotografiar completamente ha sido el marco de una imagen que todos tenemos en la retina, dadas sus dimensiones actuales.
Según los datos existentes el ciprés fue plantado hacia 1883. Un barón alemán que visitó el monasterio en 1905 ya cita la existencia de un soberbio ciprés. Originalmente existieron tres hermanos, uno en cada esquina. Con el tiempo sólo sobrevivió éste, que es al que le da más la luz.
Los monjes incluso venden los plantones que nacen a partir de las semillas del árbol, que tienen mucha demanda.
El vástago más famoso del árbol es el que en 1997 fue plantado en los jardines del compás del monasterio francés de Solesmes, cuya comunidad restauró el cenobio burgalés más de un siglo antes y, además de salvarlo de una ruina segura, plantó en su claustro románico el hoy famosos árbol.
La gran secuoya
La robusta secuoya gigante se encuentra junto a la barroca entrada principal del monasterio. Aunque no se acerca con mucho a su fama, tiene también una historia digna de señalar.
Llegó en la década de 1890 desde el lejano Canadá en el interior de una patata, como mejor manera de conservar la humedad en sus raíces.
Una anécdota monacal describe con detalle los esfuerzos del que fuera monje hortelano silense a finales del siglo XIX para evitar que las cabras se comieran el joven brote, incluso llegando a taparla con aulagas.
Ahora es un imponente árbol de más de 30 metros de altura.
Recientemente el sacerdote y periodista Joaquín Luis Ortega ha dedicado un sencillo romance a “la secuoya que quisiera ser ciprés”.
Sabias que...
Fue inspiración de Gerardo Diego
En una visita al monasterio, el poeta Gerardo Diego compuso el famoso soneto El ciprés de Silos, considerado como uno de los mejores sonetos de la literatura española.
Hoy es lugar de afluencia de quienes saben apreciar las bellezas de su claustro románico y del canto gregoriano con que se acompañan los oficios religiosos.
Antiguo lavadero-bebedero
Vista del monasterio desde el interior del lavadero
Puerta de acceso al casco histórico
El monasterios desde la puerta de la calle la Cadena
Viejas fachadas medievales
Antigua calle de construcción en piedra
Detalle de puerta y ventana de edificación en estado de abandono
Plaza mayor de Santo Domingo de Silos
Algibe junto al monasterio
Vista desde la calle la cadena
Secuoya gigante que se encuentra junto a la barroca entrada principal del monasterio.
La secuolla desde el exterior del recinto
Calle principal paralela al monasterio
Panorámica de Santo Domingo de Silos
“No he fracasado. He encontrado diez mil formas que no funcionan”. – Thomas Edison
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