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Las paredes encaladas, sus calles estrechas y sinuosas, en un sinfín de escaleras que recorren todo el Barribarto, son la herencia morisca que el paso del tiempo ha dejado en el casco antiguo de Frigiliana, uno de los mejores conservados de la provincia.
Frigiliana y su entorno natural ofrecen al turista un lugar ideal para pasar sus vacaciones, ya sea en forma de un fugaz fin de semana, en el que escaparse del mundanal ruido para sumergirse en la tranquilidad de sus calles, o para estancias más largas, en las que su ubicación privilegiada le permitirá disfrutar de un entorno completamente rural y tranquilo, con las ventajas de estar perfectamente comunicada con grandes centros de población donde ampliar la oferta de ocio y cultura en cualquier época del año.
Sumergirse en su casco histórico, muy especialmente por la noche, momentos en los que pasear por sus empinadas calles le transportará, literalmente, a tiempos pasados, en los que apenas oirá el murmullo de algunos vecinos reunidos en la calle, olvidándose por completo del mundo que hay fuera.
El casco antiguo de Frigiliana, de origen morisco-mudéjar, es sin duda uno de los mejor conservados de toda la provincia. Pasear por él, a cualquier hora del día, aunque muy especialmente por la noche, nos transportará en el tiempo a épocas pasadas, dejando de lado ruidos, vehículos circulando a nuestro lado, prisas, y en definitiva, todo aquello que vemos como habitual en nuestra vida cotidiana en la ciudad.
El conocido como Barribarto le deslumbrará de día por el reflejo del sol en sus siempre impolutas y encaladas fachadas, mientras que por la noche se verá inmerso en un ambiente silencioso, tan sólo roto esporádicamente por las charlas de algunos vecinos en los revellines de sus casas, o el movimiento de algunos turistas que aprovechan estas horas para conocer el casco antiguo.
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