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Sagres y el Cabo de San Vicente representan el extremo suroccidental del Algarve y de Europa y son poco frecuentadas por los turistas.
Más visitado en verano, pero recibe amantes del surf durante todo el año ya que sus playas son perfectas para la práctica de este deporte.
El Cabo de San Vicente
Se de levanta sobre acantilados de 60 metros sobre el novel del mar, y hasta el siglo XIV era considerado como el fin del mundo portugués.
Se conocía en la época de los romanos como Promontorium Sacrum o lugar de adoración al dios saturno.
Había un un monasterio franciscano que homenajeaba a San Vicente, cuyos restos fueron supuestamente descubiertos en estas tierras.
Sagres
Es un pueblo pequeño y tranquilo, si no fuera por el atractivo de ser la punta de la Península Ibérica. Es el mejor punto de partida para visitar los acantilados del Cabo de San Vicente o alguna de las playas cercanas, como la do Tonel.
Fortaleza de Santa Catalina
Un punto turístico de Sagres es la fortaleza de Santa Catalina a las afueras del pueblo. La fortificación antigua desapareció con un terremoto en 1755, por lo que la actual fortaleza es una reconstrucción que data de esa fecha.
La fortaleza conserva varias edificaciones históricas del siglo XV y posteriormente reconstruidas, como tras los sufridos a manos de la armada del corsario británico Sir Francis Drake en 1587 y los de las olas gigantes causadas por el el tsunami que creó terremoto de 1755.
En el interior de la fortaleza, se encuentra también un monasterio y la Iglesia de Nuestra Señora de la Gracia, construida sobre la antigua ermita de Santa María.
Desde las murallas se tienen increíbles vistas al océano Atlántico y de los acantilados del Cabo de San Vicente con su faro al fondo.
Costa Vicentina
Hacia el norte se encuentra la Costa Vicentina, que se prolonga durante más de 100 kilómetros, ocupando la zona costera del Alentejo y llegando hasta la zona de Troia, al sur de Setúbal. Se trata de una zona de costa con playas excepcionales, pocos pueblos y ciudades alrededor y menos visitantes de los que podía esperarse.
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