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El desierto de Tabernas es una de las grandes sorpresas paisajísticas que depara la visita a Almería. Provincia que, curiosamente, es una de las más ricas, desde el punto de vista agrícola, de toda Europa.Considerado la única zona desértica propiamente dicha de ese continente, recorrer el desierto de Tabernas despierta sensaciones enfrentadas. Por un lado, el asombro ante la sucesión de taludes, cárcavas, torrenteras y planicies de este espacio natural.Por otro, la inquietud de estar en plena aridez. Un lugar en el que solo sobreviven especies animales y vegetales que han sabido adaptarse a condiciones mínimas de humedad (caen menos de 250 mm3 de precipitaciones al año).Y todo ello, en una escenografía tan convincente que, entre los años 60 y 80 del siglo XX, el desierto de Tabernas se convirtió en un inmenso plató para el rodaje de numerosas películas del género spaghetti western y de otras temáticas.
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