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Eremitorio Cueva de los portugueses en Trespaderne
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En la localidad de Tartales de Cilla, se encuentra una manifestación eremítica de primer orden, las cuevas de los portugueses. Se trata de un conjunto de protomonástico formado por 14 espacios, en origen independientes, que podrían datarse entre los siglos VII y VIII.
Mapa de ubicación
En la carretera Oña a Trespaderne, en el mismo cruce a Tartalés de Cilla, encontramos las escaleras de acceso al eremítico.
Breve historia
Primer castillo de España
Existen numerosas huellas de asentamientos prehistóricos (Paleolítico medio) en la zona.
En una peña cercana al pueblo los romanos construyeron un castillo, seguramente para apoyar la conquista de Cantabria. Este castillo romano fue reconstruido en la Alta Edad Media, siendo considerado, el de Tedeja, en el primer castillo de España.
Orígenes
Desde el siglo VII existen ya estas cuevas excavadas en roca arenisca, roca fácil de manejar por su escasa dureza. La dificultad en su datación exacta se une a la incertidumbre sobre su cometido original, pues se ignora si existió alguna corriente religiosa que promulgara el ascetismo o más bien fueron los mozárabes procedentes del sur de la Península quienes las construyeran como cobijo.
Sabias que...
¿porqué se denomina Cueva de los portugueses?
La denominación actual de Cuevas de los Portugueses se debe a su reutilización como viviendas a principios del siglo XX por los trabajadores del ferrocarril Santander-Mediterráneo. Estos trabajadores modificaron la obra medieval, comunicando entre sí los diferentes habitáculos. Las cuevas originales tenían planta rectangular y se accedían a su interior a través de una puerta tallada junto a otro vano como una ventana. Los bancos corridos y mechinales u hornacinas datan de aquellos primeros tiempos.
Continúa debatiéndose en la actualidad si estos habitáculos constituían meros alojamientos de ganaderos seminómadas de época altomedieval, o lo que resulta más probable, tienen su origen en las comunidades religiosas que avanzan del eremitismo a la vida en comunidad: el incipiente monacato.
Entorno natural del eremitorio
Vista interior de una de las salas
Cuevas comunicadas, para ampliar la estancia
Escaleras de acceso desde la carretera
Vista desde el interior de una estancia
“No he fracasado. He encontrado diez mil formas que no funcionan”. – Thomas Edison
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