El Ebro a su paso por las tierras de las Merindades, en el norte de Burgos, deja a sus orillas la bella ciudad de Frías, la más pequeña de España.
Sorprende su situación, sobre una peña y tras ella el imponente pico Humión, el más alto del Parque Natural Montes Obarenes.
Destaca el Castillo de los Velasco y la Iglesia de San Vicente Mártir, sobre el Conjunto Histórico Artístico.
Bajo estas edificaciones las casas colgadas que cuelgan de la roca desafiando las leyes de la gravedad.
En 1202, Alfonso VIII otorga fueros a Frías y favorece su desarrollo económico y regresa a Castilla, antes de Navarra. En 1435 Juan II le otorga el título de Ciudad.
Puente Medieval de Frías
Uno de los más valiosos monumentos de la Ciudad de Frías es su puente sobre el Ebro. Puede decirse que su origen fue de construcción romana y reconstruido varias veces en la Edad Media.
Pasa por él, la calzada romana, que era una vía de comunicación, muy importante para el comercio entre la Meseta y la costa Cantábrica. Venía por el Portillo de Busto, Tobera, Frías, pasa por el desfiladero de Herrán y llegaba hasta Orduña, desde donde pasaban los mercaderes a Bilbao.
Castillo de Frías
La fortaleza se sitúa sobre el extremo y en lo alto del peñón. Su dominio sobre la única entrada a la ciudad en la que confluyen las vías procedentes del Ebro y Vadillo, son aplastantes. La puerta de ingreso de arco ojival y defendidas por almenas y troneras, es pequeña para su mejor defensa y está precedida por un puente levadizo de madera. Ya en el interior nos encontramos con un patio de armas, antes parcialmente cubierto, ligeramente cuadrado desde el que se distribuye las ya desaparecidas dependencias del castillo.
Todo un adarve recorre las almenas hasta ir a parar al último reducto de defensa del castillo, la torre del homenaje es independiente al resto del edificio. Posee defensas propias, hay un aljibe adosado. En el interior una estrecha dependencia conserva una doble bóveda con ventana enrejada con arco rebajado. Encima hay una terraza almenada. La adición de torrecillas sobre modillones en los ángulos del Este le da un aire típicamente español.
El castillo aparece coronado por la majestuosa y siempre alerta torre del homenaje, símbolo de Frías en toda España. En su interior se halla una estancia abovedada e iluminada por una ventana enrejada con arco propio de la última etapa del gótico, y sobre la sala, la terraza almenada desde donde se contempla una indescriptible panorámica.
Las Casas Colgadas
Las casas, de toba y madera, han aprovechado el reducido espacio que le brinda “La Muela”, gran roca sobre la que se asienta la parte alta de la Ciudad, de tal manera que están construidas en los mismos extremos de la roca, pareciendo que forman parte del precipicio.
Es el ejemplo de un urbanismo y una arquitectura que se adapta al escaso terreno con el que cuenta la parte alta de Frías, lo que obliga a desarrollar la casa tanto hacia arriba como hacia abajo, excavando en la roca de toba, superando el número habitual de dos plantas.
Puertas y Recinto Amurallado
La Muralla ya se cita en un documento del Monasterio de Vadillo del 1211, por lo tanto es inmediatamente posterior a la construcción del castillo. Defendía toda la muela de la Ciudad hasta la Iglesia de San Vicente, que en su torre tenía almenas de defensa. Desde aquí seguía una muralla baja que por delante de las casas construidas sobre roca se unía a la Puerta de la Cadena.
Iglesia de San Vitores
A comienzos del XVI el papa anexiona esta iglesia a la de San Vicente, quizá por la ruina sufrida por un desprendimiento de una roca que derribó las bóvedas. En 1706 según los documentos se la considera como una ermita; después se le consideró como cilla para almacenar los granos de los diezmos. Reparada a mediados del mismo siglo, pronto se le volvió a destinar como almacén. Por estar indecente y profanada, se pensó en enterrar todos los santos, sacar la pila bautismal y demolerla.
Cascada del Río Molinar
El río Molinar rasga con su curso los Montes Obarenes y después de abrirse paso a través de un desfiladero adornado de vegetación se precipita hacia el Ebro, entre Tobera y Frías, por unos rápidos aprovechados desde el siglo XIII para mover molinos, batanes, pisones y demás artilugios hidráulicos.
Estos molinos surtían de papel a las acreditadas prensas burgalesas del siglo dieciséis. Todavía hoy, a la salida de la garganta y encima de Tobera, ruge la turbina de lo que debe de ser una fábrica de luz.
En el primer tramo camina lentamente pero llegado a Tobera se precipita bruscamente lo que propicio la construcción de industrias harineras. Después, el perfil del cauce es más encajonado, con suficiente desnivel y caudal como para levantar un rosario de molinos hasta la desembocadura.
Es un tramo de enfilada belleza, que tiene su culmen en la Hoz de Tobera, donde se concentran el humilladero del Cristo, la ermita de Nuestra Señora aupada al cobijo de las rocas, una hermosa puentecilla que vuela el río con un solo arco, y muy cerca la bellísima cascada en que se precipitan las aguas del río. El paso del puente muestra un tramo de la calzada romana que comunicaba Briviesca con Orduña y los puertos del Norte.
Ermita de Ntra. Sra. de la Hoz
En el interior de este pequeño templo está la imagen del Santo Cristo auxiliador, visible desde la calle a través de un arco enrejado. El crucifijo tiene la muda de una gran culebra a sus pies.
"Cuenta una leyenda que por este camino romano pasaba un día un correo de la reina castellana, al que le salió una serpiente gigante al cruzar el puente de tobera. El caballo se encabritó y se desboco con el jinete a lomos. Pero el mensajero se encomendó al Santo Cristo de los Remedios y milagrosamente salió ileso del fatal accidente. Por ese motivo mandó construir junto al puente una pequeña ermita. El altar de hoy es el heredero de la fundó el correo de la leyenda."
Lavadero Medieval
Junto al río Molinar y al comienzo de la colina de San Roque, nacen unas fuentes abundantes y claras aguas, cuyo nombre recibe en Frías “Las Fuentecillas".
En este lugar se haya el Lavadero Medieval hecho por paredes de piedra que desde su mitad, están formadas por columnas a modo de huecos simulando ventanales, hasta su techo, que con gruesas vigas y estructura en forma triangular, esta el tejado de este singular edificio.
Convento de San Francisco y Convento de Vadillo
El convento franciscano es de una comunidad de unos 20 franciscanos que pertenecían a la comunidad franciscana de Cantabria. Tras la desamortización de Mendizábal sólo quedaban 10 franciscanos así que fue abandonado, enajenado y convertido en viviendas y almacenes.
Por otra parte el convento Vadillo fue fundado en el siglo XIII, permaneció hasta la desamortización del siglo XIX. Hoy quedan parte del claustro, varias capillas y una gran iglesia de época gótica, aceptablemente conservada, en espera de mejor destino que el actual.
Iglesia de San Vicente
Situada junto al cortado rocoso, y al otro extremo de la ciudad y de la torre del homenaje. De pórtico románico, hoy trasladado al Museo de Claustros de Nueva York, y con tres retablos: el del Cristo de las Tentaciones (barroco), el de la Soledad y el Mayor (neoclásicos). Admirable es la capilla de la Visitación, resguardada por exquisita reja de forja y con un retablo del siglo XVI del pintor Juan de Borgoña y dos sepulcros de ornamentación plateresca.
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