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Al Bom Jesús puedes ir a pié, en coche, furgo o en el funicular, obra notable de ingeniería del s. XIX. Fue el primero que se instaló en Portugal, en 1882, trabajando aun con un sistema de agua para vencer un desnivel de 300 metros en 3 minutos. Nosotros optamos por utilizar el funicular para subir y descendimos por las escaleras para poder admirarlas de cerca, junto a las capillas que se hayan en cada rellano.
El templo actual es uno totalmente diferente al inicial, siendo construido entre los siglos XVIII y XIX.. La Iglesia se finalizó tras varias reformas en 1784, según el proyecto de Carlos Amarante, que optó por el estilo neoclásico de inspiración italiana.
En el siglo XIX, los terrenos de los alrededores de la iglesia fueron expropiados para convertirlos en parque.
La escalinata que lleva a lo alto está formada por 17 rellanos decorados con fuentes simbólicas, estatuas alegóricas y otra decoración barroca dedicada a diversas temáticas: la vía Sacra, los Cinco Sentidos, las Virtudes, el Terreiro de Moisés y, en lo alto, las ocho figuras bíblicas que participaron en la Condenación de Jesús. No se pierda, la perspectiva al fondo de la Escalinata. Mirando hacia arriba, las fuentes trabajadas en granito en los diversos rellanos se destacan del blanco formando un cáliz, sobre el cual se ubica la iglesia propiamente dicha.
En el interior del templo, sobrio y amplio, merecen una referencia las pinturas de Pedro Alexandrino (s. XVIII). Junto a la Iglesia, se encuentra el Museo de la cofradía, cuyo patrimonio está constituido por piezas de arte sacra y la Biblioteca, creada en 1918.
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