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Los molinos de Puerto Lápice, inspiraron a Cervantes para escribir Don Quijote de la Mancha. El primero se construyo en 1831 y el último estuvo en funcionamiento, al menos, hasta 1925.Situados en la Sierrecilla, cerca de la población que les dá nombre, se recortan en el horizonte desde muchos kilómetros a la redonda, convirtiéndose hoy en día en la estampa de esta zona manchega.Pasear entre los molinos de viento nos traslada en el tiempo siglos atrás, nos remite a nuestra niñez cuando dibujabamos alguno de ellos o nos imaginamos como Don Quijote luchaba con los Gigantes; y en muchos casos, les vemos luchando frente a sus modernos competidores aerogeneradores, por seguir en lo alto de las sierras manchegas.Pero además de molinos y literatura, Puerto Lápice tiene la Plaza de la Constitución, un rincón turístico en forma de una bella plaza manchega, de dos alturas de soportales de madera pintada en color almagre.Tanto los vecinos como los que la visitamos se reúnen en ella para disfrutarla o simplemente sentarte en la terraza del bar La Noria, donde te acogen con toda la amabilidad de sus dueños, que estarán encantados de compartir contigo la historia del lugar.En ella se celebran las fiestas locales y hasta funciones de teatro, ya que tiene forma similar a las de los antiguos corrales de comedias. Ver una obra aquí, tiene que ser toda una experiencia inolvidable!.Frente al Ayuntamiento, en la parte sur de la plaza, en unos pequeños y bonito jardines, podrás leer algunas frases célebres de Don Quijote de la Mancha y contemplar una antigua noria con su mecanismo para extraer el agua del pozo.
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