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La senda al tozal de la Cobeta, comienza cerca de la ermita de San Miguel, pero no existe una senda clara, aunque el itinerario se encuentra señalizado con balizas de color verde para ir a la base y amarillo-naranja para ir a la parte superior. Las flechas indican la dirección, pero el problema es que las balizas están decoloradas o inexistentes. El tozal puede verse desde lejos, con lo que la orientación resulta más fácil.Estos tozales se originan por un intenso fenómeno erosivo de las aguas, que va disolviendo las zonas blandas de yesos y margas hasta debilitarlas de tal forma que se hunden. En los casos en los que la cobertera superior es de arenisca, más dura, esta permanece, sostenida por los estratos más bajos, dando lugar a estas peculiares torres naturales.A lo largo del camino se puede observar cómo la erosión ha dado lugar a una red de barrancos y cárcavas, nos sorprenderán los montículos multicolores y tendremos ocasión de ver la alternancia de los estratos que da lugar a este paisaje.Poco a poco iremos llegando pasando por otro menos conocido, el tozal del Fato. Nuestro objetivo sigue siendo el tozal de la Cobeta, al que se recomienda acercarse hasta el pie para observarlo de abajo arriba y de perfil, así como, alcanzar su collado sur para admirar desde lo alto el pedestal, el estrato superior, la serreta contigua y la amplitud del paisaje.
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