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Etretat tiene la playa al final de la calle principal de cantos rodados difícil de pasear, pero desde ella se tienen unas vistas impresionantes de los acantilados. A la izquierda el Falaise d´Aval (El Ojo de la Aguja): un arco natural que se formó por la erosión del mar que mide 70 metros de altura. A la derecha otro arco, el Falaise d Amont, en cuya cima se encuentra la pequeña y coqueta Iglesia Notre-Dame de la Garde.Este litoral se le conoce como la Costa de Alabastro, por el color blanco de la piedra caliza. Las vistas a uno y otro lado son impresionantes, como debió pensó Monet que pintaba una y otra vez estos paisajes y las gaviotas de la foto.Con la marea baja, se puede observar y pasear por los criaderos de ostras del siglo XVII y acercarte al legendario Trou à l’homme, donde un barco sueco en una tormenta fue proyectado contra los acantilados y un marinero sobrevivió milagrósamente en esta gruta varios días.
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