La plaza central en Oradour-sur-Glane
Oradour-sur-Glane , cerca de Limoges , fue nuestra última visita de vuelta de Normandía. Aun después de visitar muchos de los escenarios de la Segunda Guerra Mundial, la historia de esta inocente población se sobrecoge como ninguna otra.
Ocurrió el 10 de junio de 1944 , solo cuatro días después del desembarco aliado en Normandía, cuando una división de las Wafen-SS alemanas en retirada, asesinó a todos sus habitantes y dejó la población destruida, como la vemos hoy en día.
Los 190 hombres fueron agrupados y fusilados en distintos puntos de la calle principal, mientras que 245 mujeres y 207 niños fueron llevados a la iglesia y posteriormente incendiada. Solo un niño de 8 años consiguió escapar con vida.
Ya liberada Francia, Charles de Gaulle dijo en marzo de 1945... "Oradour-sur-Glane es el símbolo de las desgracias de la patria francesa. Conviene preservar su recuerdo, pues hace falta que nunca más se reproduzca semejante tragedia".
El Estado francés decidió dejarlo intacto, convertirlo en un memorial en recuerdo de la barbarie y conmemorado cada 10 de junio . Es Monumento Nacional desde el año 1946.
¡Oradour-Sur-Glane el 10 de junio de 1944 se despertó lleno de vida… y al atardecer no quedaba nada! - DEP
Ocurrió un sábado cuando los comercios estaban abiertos, los niños han ido a la escuela para una revisión médica. Los agricultores se encuentran trabajando sus tierras y los granjeros cuidando sus animales. La línea de tranvía a Limoges funciona con normalidad, y ese día se reparten raciones de tabaco, por lo que ha acudido gente de las afueras y núcleos cercanos. Pero al atardecer de ese sábado, literalmente, el pueblo y sus habitantes ya no existirán.
Hacia las 13:45 h, llegan a Oradour ocho camiones, dos vehículos blindados y una sección de ametralladoras pesadas, con unos ciento cincuenta soldados alemanes equipados con armas ligeras. Pertencen a la 3a compañía del 1er Batallón de la 2ª División de las SS “Das Reich”, que se encuentra posicionada cerca de Montauban, combatiendo contra la Resistencia francesa.
Entran por la carretera de Limoges, por el puente sobre el río Glane, al sur del pueblo. Un grupo pasa por delante de la iglesia y continúa por la calle principal, mientras el resto empieza a rodear el pueblo, con la intención de cercarlo. Algunos habitantes escapan en esos momentos, antes siquiera de saber que quieren los alemanes. Se calcula que logran huir unas 80 personas.
Los hombres fueron agrupados y fusilados en distintos puntos de la calle principal, mientras las mujeres y niños fueron llevados a la iglesia y posteriormente incendiada. Un único niño de 8 años consiguió escapar con vida.
El comandante alemán ordena al alcalde que reúna a todos los vecinos y personas de paso en la plaza del Champ de foire. La mayoría de la población obedece, ya que al igual que el alcalde, creen que es una revisión de documentación. Hacia las 14:45 h, la mayoría de los habitantes del pueblo —hombres, mujeres y niños— han acudido al Champ de foire. Entre ellos 3 familias de españoles refugiados de la guerra civil.
Paralelamente a la llamada del alcalde, los soldados recorren el pueblo, casa por casa, obligando a todo el mundo ir a la plaza, incluyendo a los enfermos y desvalidos. Los habitantes de las casas y granjas de las afueras también son obligados a trasladarse al punto de encuentro.
A pesar de todo, los vecinos de Oradour-Sur-Glane se sienten relativamente tranquilos. En el pueblo no hay una especial actividad de la Resistencia, Oradour es un lugar tranquilo y pacífico. Esperan que los nazis les pidan la documentación y les dejen ir.
Los alemanes cuentan a los vecinos que en el pueblo existe un depósito de armas y municiones, y pide que todos aquellos que posean armas o sepan algo den un paso adelante. Nadie se mueve. Entonces exigen al alcalde que designe treinta personas como rehenes, a lo que este responde que no es posible, asegurando que sus convecinos no son sospechosos de nada y en el pueblo no existe tal depósito. En ningún momento los soldados piden la documentación a nadie.
Ante la «falta de colaboración», hacia las 15 h, alrededor de 350 mujeres y niños que se encontraban en la plaza son conducidos al interior de la iglesia. Minutos más tarde, los aproximadamente 180 hombres y niños mayores de catorce años son llevados en grupos de unas 30 personas a seis granjas, almacenes o garajes próximos: Bodega Denis, granero Laudy, herrería Beaulieu, granero Milord, Garage Desourteaux y al granero Bouchoule. El pretexto es confinarlos allí mientras registran el pueblo.
Lo que pasa minutos después escapa a la comprensión y ha dado lugar a toda clase de especulaciones. Hacia las 16h, se oye una explosión en la iglesia, que se incendia. Los soldados ametrallan a las mujeres y niños que intentan escapar del interior. Mueren ametrallados, asfixiados o quemados. Paralelamente, los hombres son ametrallados y luego quemados en sus lugares de confinamiento. Acto seguido empieza el saqueo, incendiando sistemáticamente los edificios del pueblo.
Los vecinos que no han acudido a la plaza y se habían escondido en sus casas, mueren quemados o tiroteados al salir de sus escondites. También los ancianos e inválidos que no han podido desplazarse. Muchos habitantes de las afueras acuden al pueblo al oír los disparos y explosiones, ya que los niños supuestamente están en la escuela. También son asesinados. Al final de la tarde han muerto asesinadas 642 personas inocentes, entre las cuales mas de cien niños.
Solamente logran escapar cinco hombres, todos ellos de la granja Laudy. Se escabullen por la parte de atrás del granero, agujerean una pared y se esconden en unas conejeras durante unas tres horas, cuando finalmente escapan del pueblo.
De la iglesia únicamente escapó una mujer, la Sra. Marguerite Rouffanche, que subió por una escalera que se utilizaba para encender cirios y saltó por una ventana, aunque en la huida fue ametrallada y herida en las piernas y un hombro. Perdió a su esposo, tres hijos y un nieto de siete meses en la matanza. Fue la única testigo viva de la masacre de la iglesia. Una mujer con un bebé que intentó subir por la misma escalera fue ametrallada y ambos asesinados.
Si existe una fotografía icónica de este lugar, es la del automóvil del doctor Desourteaux en el Champ du Foire, un Peugeot modelo 202. El doctor, hijo del alcalde de Oradour-Sur-Glane, regresaba de visitar a un paciente en un pueblo vecino. Al llegar a Oradour, los alemanes le ordenan parar y dejar el coche en este lugar. Así que aparca y se reúne con los demás vecinos. Poco después, es asesinado y quemado en una de las seis granjas en las que los hombres fueron masacrados.
El 28 de noviembre de 1944 el gobierno provisional toma la decisión de no reconstruir el pueblo y mantenerlo tal como quedó, a modo de recuerdo para futuras generaciones. Los pocos vecinos que quedaron vivieron en barracas hasta que se acabó de construir el pueblo nuevo.
El 4 de marzo de 1945, el general Charles de Gaulle habló con algunos de los sobrevivientes en su visita a las ruinas de Oradour, y al año siguiente (1946) se aprobó una ley que garantizaba que las ruinas permanecerían tal y como se habían encontrado tras la matanza. Ese mismo año la villa mártir fue declarada Monumento Nacional.
El recorrido por la villa mártir es realmente emocionante y algo turbador. Las personas que visitan el lugar, como no puede ser de otra manera, lo hacen con el máximo decoro. Paseando y viendo dónde había una panadería, un colegio, un hotel, un taller, un café, un granero, un almacén. Imaginando las calles un día rebosantes de vida. Deteniéndose ante de las diferentes placas que, por todo el pueblo, indican donde se cometieron las atrocidades más abominables. Reflexionando sobre cómo todo puede cambiar en un instante.
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